Hace unos días, nos levantábamos con esta noticia en el Heraldo de Aragón, al igual que en otros periodicos:
«Un menor de 10 años que fue al hospital con un brazo roto acaba en la UCI tras recibir una dosis de sedante de un hombre de 130 kilos»
Que fácil es juzgar a la gente sin conocerla. Como en ocasiones anteriores, recordemos el caso de niño Ryan, se culpabiliza al personal de enfermería de todos los errores que suceden en la sanidad española/madrileña sin conocer las situaciones en que se producen. Cada periódico lleva la noticia al campo que le interesa, en muchas ocasiones según los intereses políticos que les mantienen.
Pero siempre con el profesional de enfermería en el centro, ya se olvidaron los aplausos de hace tres años, y se nos culpabiliza de todo. Que importante sería la investigación de un perito enfermero en todos estos asuntos, podría asegurar que en la investigación de este tema no ha participado ninguno. Con las prisas de cerrarlo y acallarlo, se ha pagado a la familia para que se acabe todo, con un titular de prensa en el que no se explica en que circunstancia se produjo el error.
Como decía el Dr. Ramón y Cajal, lo peor de un error no es cometerlo, sino taparlo y no aprender de ello. No aprenderemos nada de este caso, y se seguirán cometiendo, y tapando según interese, pero no se pondrán medidas para volver a evitarlos.
Nadie se acordará de la figura de las segundas víctimas, esos profesionales sanitarios que comenten un error y por las circunstancias que los rodean, nunca vuelven a trabajar con confianza, sino con miedo, se creen peores profesionales por errores cometidos en circunstancias no favorables. Con un estudio pericial, se podría investigar el suceso y valorar todas las concausas que han ayudado a que se agraven los echos.
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